A partir de la tercera semana de junio, los nuevos casos de coronavirus en Estados Unidos registraron una tendencia al alza en más de 20 estados, varios de los cuales están registrando niveles preocupantes, algo que genera preocupación sobre el rumbo de la recuperación económica en la mayor economía del mundo.
Una situación que ya ha llevado a Apple a cerrar de nuevo al menos 32 de sus tiendas o a Disney a retrasar la reapertura de Disneyland en California prevista para mediados de julio.
Por José Luis de Haro
Ciudad de México, 29 de junio (EconomíaHoy).- Mientras la semana pasada la Torre Eiffel reabría de nuevo a los turistas tras tres meses de confinamiento, su cierre más extenso desde la II Guerra Mundial, Estados Unidos registraba un repunte récord diario de nuevas infecciones por COVID-19. En tan sólo una sola jornada, el todavía epicentro mundial de la pandemia sumó 40 mil casos, superando el pico de abril, y obligando a estados como Texas o Florida a dar marcha atrás en su desescalada. Otros congelan el paso a la próxima fase a la espera de cómo evolucione la tendencia.
Una situación que ya ha llevado a Apple a cerrar de nuevo al menos 32 de sus tiendas o a Disney a retrasar la reapertura de Disneyland en California prevista para mediados de julio. Dinámicas que pueden extenderse a pequeñas empresas y comercios, en un momento en que el mercado laboral patrio todavía enfrenta múltiples riesgos. No hay que pasar por alto que, por decimocuarta semana consecutiva, al menos 1.4 millones de estadounidenses han solicitado subsidios por desempleo.
«Aunque limitar la interacción social puede ser necesario desde una perspectiva de salud pública, reducirá de nuevo la actividad económica y potencialmente retrasará la recuperación», advierte Charlie Dougherty, economista de Wells Fargo Securities, quien considera que incluso sin intervención oficial de los gobiernos estatales, también existe el riesgo de que un brote pueda frenar el gasto si los hogares vuelven a entrar en pánico o las empresas cierran por miedo al virus.
Los datos macroeconómicos recientes han sido positivos, con mejoras en la tendencia de los datos de alta frecuencia además de un repunte en las ventas minoristas y los PMI, no solo en Estados Unidos sino en otras regiones del mundo. Sin embargo, los niveles permanecen todavía dramáticamente por debajo de los registrados antes de la pandemia.
Precisamente, el pasado miércoles, en la actualización de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por su siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional advertía que un repunte en las infecciones que fuerce un declive de la actividad más prolongado podría dejar más cicatrices en la economía incluyendo más cierres de empresas, una reticencia a las contrataciones y más daño económico para los trabajadores.
Sólo en el segundo trimestre del año se proyecta una pérdida de 300 millones de empleos, un golpe que será particularmente duro para los empleados de baja cualificación que no pueden trabajar de forma remota. Otro factor que se suma a la dinámica recesiva es la baja de un 11.9 por ciento del volumen del comercio internacional, aún más marcada que la caída de 9 por ciento pronosticada en abril debido la debilidad de la demanda de bienes y servicios, incluyendo la industria del turismo.
DESVIACIÓN DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA
Para Jin-Wook Kim, economista de Citi, el repunte de casos en Estados Unidos y la tendencia al alza en múltiples países emergentes «podría causar que la recuperación económica se desvíe de la forma de V o la ralentice» a medida que la pandemia continúa causando estragos en América Latina, India y algunas economías del sudeste asiático. «Los brotes en China y especialmente en Estados Unidos, mantienen al COVID-19 en las noticias y en la mente de los consumidores», añade. Desde este banco consideran que este tipo de contratiempos podrían transformar la recuperación en una forma de U.
Aun así, los economistas de Morgan Stanley, confían en que dicho descarrilamiento no se producirá, dadas las recientes sorpresas al alza en los datos de crecimiento y las acciones por parte de la política fiscal y monetaria. «La economía mundial tocó fondo en abril y la recuperación cobrará mayor impulso, lo que hará que esta sea una breve recesión. Los niveles de producción global alcanzarán los niveles anteriores a COVID-19 para en el cuarto trimestre de este año», estima Chetan Ahya, su economista jefe.
En su escenario base, Ahya y su equipo asume que habrá una segunda ola de infecciones en otoño, pero que ésta será manejable y solo resultará en confinamientos selectivos. También se proyecta que habrá una vacuna ampliamente disponible para el verano del próximo año. No obstante, una situación que forzase el regreso a las estrictas medidas implementadas a comienzos de este año, resultaría en una doble caída.
DE UN SHOCK TEMPORAL A UN PROBLEMA ESTRUCTURAL
Durante una entrevista con el economista Gian Maria Milesi-Ferretti, subdirector del Departamento de Análisis del FMI, ya avisó que si se encuentran la vacuna o terapias más efectivas es posible que los niveles de actividad se recuperen relativamente pronto. Eso evitará la necesidad de una reasignación masiva de recursos entre sectores. Pero si esto no ocurriera y el distanciamiento social tuviera que persistir por un período de tiempo más largo, entonces tendremos que enfrentar un problema estructural.
Estados Unidos representa más del 25 por ciento de los más de 10 millones de casos en todo el mundo, según datos de la Universidad Johns Hopkins. El director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del país advirtió que el brote de coronavirus no ha terminado y que «más del 90 por ciento del público estadounidense aún no ha experimentado este virus».
La CDC estima que sólo se han identificado aproximadamente 1 de cada 10 casos de COVID-19 a este lado del Atlántico. En China, las autoridades han desalentado a los ciudadanos a viajar fuera de la capital durante las vacaciones de tres días que comenzaron el jueves. Pekín ha registrado más de 200 casos este mes, aparentemente como resultado de un brote en un mercado de alimentos al por mayor en el suroeste de la ciudad.